La quinta generación del Toyota Supra ha sido concebida como un automóvil deportivo en su forma más pura, sin compromisos que disminuyan el placer de la experiencia de conducción. El ingeniero en jefe Tetsuya Tada se ha adherido a la forma clásica de un motor de seis cilindros en línea, montado en la parte delantera y a la más que amplia colaboración de BMW para dar a luz su nuevo deportivo.
Lo mismo ocurre en el interior, donde confort, tecnología y deportividad se dan la mano, todo ello en un envase de corte premium con motivo de la mencionada colaboración con la firma bávara. Es, indudablemente, un gran coche, quizás no tan icónico como la última generación de 1994, pero en todo caso uno de esos pocos deportivos de los que ya no quedan.
https://drive.google.com/file/d/14UQ9VRLBzX0svPZ0nekUFLl7X0q5Zp17/view?usp=sharing
En el deportivo se pueden apreciar importantes novedades estéticas y técnicas como los paneles de la carrocería ensanchados, un nuevo esquema de suspensiones, la adición de una jaula antivuelco y neumáticos de mayor tamaño, entre otros. Por supuesto, no falta la librea del patrocinador, Monster Energy, aunque lo más espectacular quizás sea el hecho de que el equipo de Saito solo tardó 42 días en construirlo.
El piloto no sólo ha equipado su nuevo juguete con el bloque 2JZ , sino que ha incrementado la potencia de este hasta unos nada despreciables 800 CV y 883 Nm de par, frente a los 280 CV originales que desarrollaba en Japón. No me extraña que siempre haya sido considerado como uno de los mejores motores de alto rendimiento jamás producidos por las ingentes cantidades de potencia adicionales que se pueden extraer del mismo con leves modificaciones.
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